viernes, marzo 02, 2007

Curandero de tortugas



Hoy me he encontrado una tortuga entre las hojas de cacao. De hecho he estado a punto de asesinarla con el machete mientras estaba cortando y recogiendo unas ramas del suelo. Pensaba que era un coco y le dado un buen golpe a la pobre y tranquila tortuga. Al darme cuenta del intento de homicidio faunil que acababa de cometer me he acercado al bicho y he visto que tenía una inmensa garrapata en su pata trasera izquierda. Así que con la colaboración vía telefónica de Cesc de La Ceiba (ver artículo anterior en el que se presenta a Cesc) nos hemos puesto manos a la obra para sacarle la garrapata. “Con un poco de aceite de oliva, o con una punta ardiente de cigarrillo, por ejemplo”, me decía el experto. Y así ha sido, con aceite, con un clavo ardiente y, cuando hemos descubierto que en el caparazón tenía un par mas y debajo una docena de ellas, con el mechero directamente. Han saltado todas las garrapatas chupasangres, la hemos duchado en el grifo del jardín, le hemos dado lechuga que no se ha comida la muy desagradecida y la hemos dejado ir para que paseara su cascarón por la jungla.

Deberé afinar un poco más la vista para no darle a más tortugas ni para no confundir una boa con una rama de cacao…

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